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miércoles, 21 de marzo de 2012

LA NOCHE EN QUE MIS JUGUETES COBRARON VIDA



Érase una vez un niño alto, moreno, con gafas y de pelo negro que, además, colecionaba soldaditos de juguete; ya tenía unos 49. Los soldaditos medían unos 20 cm, llevaban una chaqueta roja, pantalones negros y un rifle en la mano derecha. Pero lo que más destacaba era su enorme gorro negro.
Una noche, mientras el niño dormía, decidió levantarse para beber agua y, de repente, oyó ruidos que venían de la sala de juegos y dijo el niño asombrado:
- ¡Qué guay, mis juguetes están jugando solos, ¡han cobrado vida! Voy a decírselo a mamá!
Pero, antes de que viniera la madre, los soldados se volvieron a convertir en plástico de juguete, y la madre le dijo:
-¡Estás tonto o qué! Los juguetes no pueden cobrar vida.
A la noche siguiente, volvió a suceder lo mismo; el niño se hizo amigo de los soldaditos y estuvieron jugando mucho rato; además prometió no contar nunca su amistad con los juguetes y todos compartieron el secreto de lo que sucedía en su habitación cada noche.

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