Había una vez, en tiempos lejanos, en un pueblo llamado Pulgar, una fuente donde todo el mundo iba a recoger agua. La fuente estaba muy lejos del pueblo. Entonces la gente, cuando llegaba, bebían de ella por la sed que llevaban.
Un día un hombre llamado Juan, que era un hombre muy pobre, fue a la fuente a recoger agua pero vio que no salía ni una gota.
Al día siguiente fue a la fuente con una pala y un cubo y el hombre empezó a excavar debajo de la fuente. La pala toco algo duro y Juan pensó que era una roca, pero aun así siguió excavando hasta que … ¡era un cofre!
Juan lo abrió y estaba lleno de monedas y joyas. Juan estaba muy feliz. Entonces, por haber encontrado ese hallazgo, el alcalde del pueblo le dejó poner nombre a la fuente.
Le puso el nombre de LA FUENTE DEL TESORO y esta es su historia y por eso se llama así.
Muy bonita, Valeria.
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