miércoles, 21 de marzo de 2012

LA NOCHE EN QUE MIS JUGUETES COBRARON VIDA


Es por la noche, estoy con mi familia en la terraza y, de pronto, vemos pasar una estrella fugaz;  yo pido un deseo:
-Deseo que mis juguetes cobren vida.
Entonces voy corriendo a mi habitación y nada, están igualitos que antes. Después de tan grande decepción decido irme a dormir. Ya ha pasado una hora y todavía no estoy dormido; voy a la cocina a por un vaso de agua y, ¡ahí están! ¡Todos mis juguetes están vivos! Me pongo a charlar con ellos y a jugar a mogollón de juegos. Al día siguiente estoy, deseando jugar, pero, ¡ya no están! me pongo a buscarlos por todo el barrio y ni rastro de ellos. Yo, muy triste, me voy a desayunar con mi padre y le pregunté:
-¿Dónde está mamá?
-Ha ido a donar tus juguetes para comprarte otros juguetes nuevos y mas chulos.
-¡¡¡¡NOOOOOOOOOO!!!! ¡Mis juguetes están vivos!
-¿Qué dices?
-Que sí, que es verdad, anoche pedí un deseo a la estrella fugaz y ahora, ¡están vivos!
-No digas tonterías.
-Pues si quieres no me creas pero, ¿a dónde ha ido mamá?
-A la calle de San Alfonso.
-¡Eso está a unos 12 km!
-Pues corre.
Entonces cojo mi bici y me pongo a pedalear como un poseso. Mi velocímetro marca 25 km por hora; a este ritmo no llegaré. Justo en ese momento pasó por la tienda de fuegos artificiales. Corro hacia ella, cojo todos los que puedo (diciéndole al dependiente que luego se los pagaría) y los engancho todos a la bici, los enciendo y, ¡mi velocímetro marca 70 km por hora! Pero después explotan todos y salgo volando y mi bici se rompe. Yo, lleno de heridas, sigo corriendo a toda la velocidad que puedo. Después de 5 minutos de desesperación por la velocidad que llevo me encuentro con mi mejor amigo que va con su padre, en su coche, al mismo sitio que yo. Subo al coche y me da tiempo a parar a mi madre y recuperar mis juguetes y desde entonces no me separo de ellos.
FIN

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